Las Bateas
Descubre el cultivo del mejillón en la ría de Pontevedra
Sistemas de cultivo de mejillón en Galicia
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Son sistemas de cultivo, las más habituales son de mejillón, formados por estructuras de madera que actúan a modo de viveros naturales flotantes. Forman parte del paisaje de las rías gallegas desde mediados del siglo XX, siendo un sector, el bateeiro, muy fuerte e importante, donde las mujeres participan en todos los procesos de producción, a pesar de pasar muchas veces desapercibidas socialmente.
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La estructura se compone de un entramado de madera de eucalipto del cual cuelgan unas cuerdas que permiten a los bateeiros recoger los mejillones cuando sea preciso.
Unas 700 mujeres trabajan hoy en día directamente en el proceso productivo del mejillón, lo que supone una más que respetable cuarta parte del total de trabajadores. Las mujeres participan en todos los procesos de producción, desde la recogida de la mexilla hasta el encordado y la cosecha final.
Se utiliza para guardar utensilios y preparar las cuerdas evitando en gran medida las inclemencias climáticas. No siempre cuentan con ella.
Están compuestos por un armazón de hierro recubierto de fibra de vidrio y relleno de poliéster expandido. Permiten que la batea se mantenga a flote.
En ellas se coloca la mexilla (semilla del mejillón), que va envuelta en unas mallas biodegradables para que se amarren correctamente. Una batea no puede tener más de 500 cuerdas y la longitud máxima de las mismas no puede superar los 12 metros.
Antiguamente de madera, hoy de plástico, se colocan en la cuerda cada 30-40 cm para evitar que los mejillones resbalen hacia el fondo del mar.
Es un cubo de hormigón conocido como "muerto" que está unido a la batea mediante una cadena y funciona a modo de ancla.
Entre diciembre y abril se realiza la recogida de la mexilla (de entre 0,5-1cm) de las rocas para continuar su crecimiento en la batea.
Se lleva a cabo el encordado, que consiste en fijar la semilla (envuelta en una malla de algodón) a la cuerda mientras no se amarra a esta por sí misma.
Cuando alcanza un tamaño de entre 7 y 10 cm se procede a su cosecha.
Los inicios del consumo de mejillón se remontan al siglo VIII a.C., cuando comenzó la proliferación de las rochas percebeiras y hasta el siglo V d.C. cuando comienza a cultivarse en criaderos artificiales. En 1945, en la ría de Arousa, D. Alfonso Ozores, Señor de Rubianes y Marqués de Aranda decidió probar su cultivo de forma suspendida dando lugar a la que sería la primera batea.
Los mejillones son animales filtradores que pueden llegar a filtrar hasta 8 litros de agua por hora.
El mejillón gallego alcanza la talla de comercialización en solo 17 meses, mucho antes que en otros lugares debido a la calidad de nuestras aguas.
Con el 68% del total de las bateas, la Ría de Arousa es la más productiva.
Aunque exteriormente no se aprecia, los mejillones tienen diferentes tonalidades según su sexo siendo las hembras de color anaranjado y de color crema los machos.
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